MODELO BASADO EN COMPETENCIA

 El modelo educativo basado en competencias es uno de los enfoques contemporáneos más influyentes en la educación y la industria, gracias a su adaptabilidad para desarrollar habilidades relevantes en los estudiantes y trabajadores. Este modelo tiene como objetivo preparar a los estudiantes con habilidades prácticas y conocimientos aplicables en la vida real, de manera que puedan desempeñarse de manera efectiva en sus contextos profesionales y personales.

Conceptualización de Competencias

Según Ángel Díaz Barriga (2009), uno de los desafíos de este modelo es la diversidad de definiciones de "competencia". Sin embargo, se puede conceptualizar como una combinación de ejecuciones y acciones específicas que realiza un individuo, junto con el enunciado de evidencias de logro, es decir, los resultados observables de estas habilidades.

Wolters Kluwer (2019) complementa esta idea al definir competencias como "la capacidad observable en un estudiante que integra conocimiento, habilidades, valores y actitudes aplicables a la vida real". Así, el enfoque en competencias permite que el aprendizaje sea relevante, práctico y transferible a situaciones fuera del ámbito académico.

Competencias Clave

Singh (s.f.) sugiere que un currículo basado en competencias debe incorporar diversas competencias fundamentales, que incluyen:

  1. Competencias en Comunicación:

    • Habilidades que permiten una comunicación efectiva en diferentes contextos, incluyendo expresión oral y escrita, escucha activa y comprensión.
  2. Competencias Relacionadas con el Ambiente Social, Biológico y Físico:

    • Habilidades que promueven la conciencia y la interacción responsable con el entorno social y natural.
  3. Competencias Relacionadas con la Ética y la Religión:

    • Esta área cubre valores éticos y, en algunos contextos como el de India, también incorpora elementos de la espiritualidad y religión, promoviendo un desarrollo integral.
  4. Competencias de Juego y Uso del Ocio:

    • Habilidades para gestionar el tiempo libre y desarrollar actividades recreativas de manera positiva y equilibrada.

Diseño de un Currículo Basado en Competencias

Para implementar un currículo de este tipo, Singh (s.f.) propone un proceso de ocho pasos que ayuda a estructurar el diseño curricular de manera efectiva:

  1. Establecer Estándares de Desempeño:

    • Definir los niveles de competencia que deben alcanzar los estudiantes, con objetivos claros y alcanzables.
  2. Identificar Necesidades Curriculares a Nivel Individual:

    • Analizar las necesidades de cada estudiante para personalizar el proceso educativo según sus capacidades y metas.
  3. Establecer el Marco para el Esquema Curricular:

    • Diseñar la estructura general del currículo, que incluye el agrupamiento de competencias y la secuenciación de contenidos.
  4. Desarrollar Estructura, Objetivos y Contenido:

    • Crear los objetivos específicos y los contenidos que se impartirán para cada competencia.
  5. Asegurarse de Establecer el Alcance:

    • Determinar hasta qué nivel se espera que los estudiantes dominen cada competencia.
  6. Establecer Métodos de Entrega que Coincidan con las Necesidades Operativas e Individuales:

    • Elegir métodos de enseñanza adecuados que faciliten el aprendizaje de las competencias, ajustándose a las características de cada estudiante y al contexto institucional.
  7. Construir Evaluaciones Basadas en la Aplicación de las Nuevas Habilidades y Conocimientos:

    • Diseñar evaluaciones auténticas que midan el nivel de logro de las competencias a través de la aplicación práctica de habilidades y conocimientos.
  8. Entregar un Currículum Dirigido a Necesidades Individuales y de la Organización:

    • Asegurar que el currículo se adapte tanto a las necesidades individuales de los estudiantes como a los objetivos de la institución educativa.

Autonomía Institucional en la Implementación de un Currículo Basado en Competencias

Finalmente, Kouwenhoven (2009), citado en Barman y Konwar (2011), subraya que un enfoque en competencias demanda mayor autonomía por parte de las instituciones educativas. Esta independencia es crucial para poder adaptar los contenidos y métodos a las necesidades específicas de los estudiantes y el contexto, permitiendo una flexibilidad en la enseñanza y evaluación que es clave para el éxito del modelo.

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